Las diferentes religiones monoteístas del mundo coinciden en decir que los ángeles son espíritus puros creados por Dios antes que los seres humanos. También los reconocen como los mensajeros de Dios y colaboradores en el plano divino. Son la energía lumínica que intercede entre la divinidad y los seres humanos. De hecho la palabra ángel deriva del vocablo griego angelos que significa “mensajero”.
Ahora bien, de todas las necesidades humanas, la salud es la más importante. Sin salud no se puede trabajar ni disfrutar de la vida. La falta de salud, sin embargo, no debe considerarse como un castigo. Muchas veces la enfermedad trae consigo lecciones importantes para el alma humana. Eso no quiere decir que haya que aceptar la enfermedad, sino pedir la ayuda celestial para encontrar y sanar tanto su causa como su manifestación.
La sanación con los ángeles es parte del trabajo que un ser humano puede hacer con la ayuda de los seres celestiales.Consiste en pedir su ayuda para devolver la salud de cuerpo y alma.
Los ángeles actúan como intermediarios entre Dios y el ser humano, manteniéndose siempre en armonía con la voluntad de Dios.
Pueden ayudar a cualquier persona si ésta se lo pide. A veces ayudan de manera clara y contundente, como cuando eliminan un dolor corporal después de una oración. Otras veces, ayudan al ser humano a sanarse a sí mismo, como cuando la sanación que requiere la persona tiene que ver con su actitud ante la vida. En ambos casos, la voluntad de Dios es que el ser humano llegue a entender las lecciones necesarias para mantener la salud física, emocional y espiritual.
La sensibilidad de los ángeles
Para acceder a un contacto más directo con la sensibilidad angélica, que supone una vibración altísima y luminosa, deberá primero tratar de expandir su propia luz, que es de idéntica vibración. Recuerde que aunque no logre hacerlo en sus primeros intentos, eso no significa que los ángeles lo hayan abandonado. Por el contrario, siempre estarán a su lado, haciendo que la luz de su espíritu resplandezca.
Cómo comunicarse
A continuación se explica un ejercicio que podrá llevar a cabo para entrar en contacto con estos seres.
Se necesita:
- 1 vela blanca
- 3 sahumerios: sándalo, vainilla y benjuí
- 1 hornillo
- Aceite esencial de jazmín
- Música espiritual
Procedimiento:
- Elija un lugar tranquilo, libre de ruidos y siéntese cómodamente.
- Encienda los sahumerios y el hornillo, en el que habrá colocado unas gotas de aceite esencial.
- Ponga música. Con total solemnidad y apertura de corazón, encienda la vela, símbolo de Luz Divina.
- Cierre los ojos y trate de meditar y de visualizar cuando era niño. Recuerde sus temores, pero también sus alegrías. Ame a ese niño que es usted mismo, vivéncielo para percibir su esencia.
- Ahora, llegó el momento: Llame a su ángel, el que usted sienta que lo ayudará a lograr su propósito. Primero, diga esta oración: “Ángeles custodios, quiero ser uno con Él y seguir el camino que me llevará a su Gloria. Irradien Amor en mi corazón”.
- Luego deje la mente en blanco para poder recibir su respuesta.
- Deje fluir el tiempo y relájese mientras hace contacto. Quizás la primera vez no sea muy intenso. No importa. Repita en días sucesivos el ejercicio hasta que note la conexión. Sea constante, continúe hablando con ellos, aunque sus problemas hayan sido resueltos.
El perdón cura…
Nada mejor que nuestro Ángel personal para reconciliarnos con los demás. Para conectarse con él deberá hacer lo siguiente:
- Encienda tres velas: una rosa, una blanca y una celeste, formando con ellas un triángulo equilátero.
- Escriba en un papel el nombre de la o las personas con las cuales desea reconciliarse y rodéelo con un círculo hecho con tinta dorada.
- Ponga el papel contra las tres velas encendidas y diga: “Ángeles custodios, seres de Luz, díganle a mi Padre que quiero ser Uno con Él y seguir el camino que me llevará a su Gloria. Irradien amor en mi corazón para poder ver a (nombrar a la persona) y a mí mismo con el verdadero amor, que todo lo sabe, que todo lo puede y que todo lo perdona”.
Recibir el don de sanar
Al Ángel Rehael se lo invoca para activar el don de la sanación, pues se asegura que quienes curan con las manos acostumbran hacerlo bajo su divina licencia. La condición es unir oración, buena predisposición mental y pensamientos positivos.
Esta sencilla ceremonia equilibra, en primer término, las energías dispersas del propio sanador y, de ese modo, lo prepara para ser el canal por excelencia de la fuerza curadora de Cristo. Si usted es un sanador o desea sencillamente ayudar a un ser querido que no está bien de salud física o emocional, recurra a este ejercicio y ponga toda su fe para conseguir el objetivo.
Proceda de este modo:
-Escriba en un papel grande su nombre completo.
-Debajo de él, anote las siguientes frases: “Estoy en armonía con el Universo: Dios me ama. Estoy hecho a su imagen y semejanza, por lo tanto soy un ser de luz”.
-Coloque sus manos por encima del papel, sin legar a rozarlo. Solicítele a Rehael, por medio de una plegaria, que le otorgue el don de transformarse en un canal de energía curativa.